lunes, 21 de marzo de 2011

La isla de Lobos y los delirios urbanísticos

Plano del proyecto de urbanización
En Septiembre de 2009, la reina de España inauguró el Centro de Interpretación del Parque Natural de la Isla de Lobos. Un territorio de cuatro kilómetros y medio de superficie que es visitado a diario por decenas de turistas con una serie de restricciones de uso que tienen por objeto preservar los valores naturales de este entorno privilegiado.
A diferencia de otros Parques Naturales de las Islas, en este islote se ha podido instaurar  un modelo diferente de gestión del territorio, similar en su aprovechamiento a los cuatro Parques Nacionales existentes en las Islas Canarias y que tienen unas normas de protección y de disfrute que hacen que sean de los enclaves naturales más visitados de Europa.
Atrás quedan los delirios desarrollistas de los años setenta, cuando se difundió un folleto en el que aparecía una isla de Lobos desquiciada, con hoteles, casino, helipuerto, club de golf, hipódromo y varios puertos deportivos (llamados ‘marinas’), con numerosas residencias para un turismo que –gracias a la crisis internacional- pudo evitarse. En el folleto editado para promocionar esta ‘maravilla’ de la conversión inmobiliaria y turística, se afirmaba que el proyecto estaba presidido por las siguientes ideas:
  • Respetar en su totalidad la morfología de la Isla.
  • Impedir la abusiva explotación del terreno. La parcelación constituye menos de la sexta parte de la superficie total.
  • Creación de elementos comunes. Quien adquiere una parcela no compra solamente metros, sino ‘un lugar determinado’ y partes ideales y de disfrute de esos elementos comunes, siendo un copropietario de la totalidad de la isla.
  • Impedir la concentración, creando distintos núcleos independientes y comunicados entre sí.
También queda atrás la posesión de la isla de lobos por parte de un fondo de inversión alemán (Geafond), interesado en obtener la máxima rentabilidad económica de ese pequeño territorio, pero que también con el paso del tiempo traspasó el territorio al grupo hotelero RIU con el que se negoció para lograr la conversión de Lobos en lo que hoy es, un ejemplo de conservación y disfrute sostenible que, además, es un reclamo complementario para los hoteles de la zona de Corralejo.
Mucho más atrás queda el tiempo en el que la Isla era el cobijo de una colonia de focas que fueron esquilmadas durante siglos hasta su total desaparición del islote al que dieron su nombre. La foca monje, hoy una de las especies con mayor peligro de desaparecer del planeta, ya sólo visita sus costas de forma esporádica, cuando tuvo en este territorio uno de sus lugares de residencia, con una colonia de cientos de ejemplares que fueron usados por piratas y corsarios para convertir sus grasas y su piel en calzado o abrigos. Esta especie -que habitó en toda la Macaronesia y el Mediterráneo, ahora está reducida a peligrosas cavernas en la costa de Mauritania.
Algo similar se planificó para La Graciosa, donde había y hay un núcleo de población marinera en Caleta del Sebo –con un crecimiento notable en los últimos años- y donde se ha consolidado un núcleo residencial en Pedro Barba. De ahí que, por ejemplo, la isla cuente hoy día con -nada menos- un parque automovilístico de sesenta vehículos: tres coches por cada kilómetro cuadrado de superficie.

La información del proyecto de urbanización para la Isla de Lobos fue publicada en 1967 por la imprenta Grafican SA. Depósito Legal 660-1967

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