domingo, 29 de diciembre de 2013

El Dedo de la Diosa (turismo, fe y fantasía)

El Dedo de la Diosa (F. Esquiroz)
Acabo de escuchar que el arzobispo de Madrid, Rouco Varela, decir que vivimos una “agobiante atmósfera intelectual y mediática", por lo que supongo que a él le gustaría más una sociedad en la que se prohibiera el libre pensamiento, la libertad de conciencia y la libertad de expresión y comunicación. Todo un vestigio arqueológico este destacado miembro de la curia que nos recuerda a diario que este país soporta desde hace siglos una endémica mojigatería que lo aboca al fracaso en todo lo que sea progreso social y de libertades y derechos civiles, ya que seguimos sometidos por una cultura moral que atenta contra las directrices de la sociedad ‘occidental’ cuna de la democracia, la ilustración, pero también de las cruzadas y el santo oficio, campos de exterminio o los kulags…

Actualmente (y en ello han colaborado todos los partidos que nos han gobernado en democracia) el estado español, sí o sí, financia a la iglesia (la católica) a través de los presupuestos, pero además: pagamos parte de la educación de instituciones religiosas en centros concertados donde se pueden quitar el lastre de los compromisos sociales del sistema público de enseñanza; pagamos en la enseñanza pública profesores que imparten religión controlados por la iglesia, sin que esos docentes hayan aprobado una oposición (pero los pagamos los ciudadanos, creyentes o no) y sea el obispado el que decida si se les despide o no por motivos tan perseguibles como el ser divorciados. Pero hay más: pagamos los curas castrenses; o esas aportaciones a través de la declaración de la renta que no deseamos que vayan para la iglesia, pueden terminar en organizaciones vinculadas a la iglesia. Una iglesia que no paga impuestos y que escritura a su nombre parcelas e inmuebles tan católicos como la Mezquita de Córdoba… Y después cobran la entrada a los visitantes ¡claro!

Pero, además, si acaso se destruye un templo por un incendio, o hay que restaurar sus bienes o digitalizar los archivos, o si cae un rayo en una iglesia… Ahí están las instituciones para pagar lo que haga falta con el dinero de todos (creyentes o no, cristianos o budistas), reconstruyendo las propiedades de una iglesia (su organización y banca) que sigue amasando bienes terrenales mientras nos cuenta su discurso de ayuda a los pobres, acabar con el hambre y poner fin a las guerras, mientras hay más pobres, más hambre y guerras más injustas (declaradas o no).

Alguien podrá decir que estos templos son para todos los públicos, incluidos los turistas. Y es cierto, en parte, ya que turismo es todo, pero no todo es turístico.

Como casi todos, cuando viajo visito iglesias y catedrales, mezquitas, alcázares, castillos, cementerios, salas de fiesta, mercados, plazas, playas, cuevas, museos y todo aquello que tenga calidad o historia. O también los hitos o símbolos naturales, como lo es (ya un poco menos) el Dedo de Dios en Agaete, bautizado así por uno de los visionarios del turismo en la isla, Domingo Doreste (Fray Lesco). Un roque que sigue llamándose como lo bautizaran hace un siglo a pesar de que la tormenta Delta le amputó la falange, la falangina y la falangeta, llevándosela al fondo del mar en una triste jornada en la que algunos pidieron de inmediato su restauración. Pero el tiempo y la naturaleza han seguido su curso y ya no se escuchan voces defendiendo aquellas peregrinas y exaltadas reacciones ‘en caliente’ para ‘curar’ el dedo amputado por el viento.

Distinta ha sido la reacción ante el incendio de la iglesia de Muxía y la rápida respuesta de la Xunta de Galicia para hacerse cargo de la reconstrucción, con el dinero público de un bien tras el que hay un propietario particular o privado, aunque sea una comunidad de creyentes. Pero claro, ¿cómo se puede defender desde las instituciones que desmontan los equipos de científicos que investigan cómo acabar con el cáncer o los institutos tecnológicos que la prioridad económica está en restaurar esos símbolos religiosos propiedad de una iglesia que no paga impuestos? Y es que con la iglesia hemos topado…

Aún así, y vuelvo al caso del Dedo de Dios, permítanme que aborde la recuperación de tan insigne símbolo natural y popular desde una perspectiva más turística y divertida. Una opción que cambie el rumbo secular y machista del histórico roque partido, ya que se podría colocar un dedo índice (el medio sería muy ofensivo), esta vez más realista, con productos que no pesan y resistentes a la climatología, y con la uña pintada de rojo para así tener y mostrar el Dedo de la Diosa, aunque no se preocupen, no voy a perder el tiempo ni iniciaré con esta propuesta una polémica moralista y estéril.

Pero, fuera de inocentadas disparatadas y de machangadas retrógradas y peligrosas del ínclito Rouco, voy a la reflexión que quería plantearles en torno a qué es lo que triunfa en el turismo en el mundo: ¿Dónde está el negocio y la producción de economía? ¿En los edificios históricos o religiosos? ¿En los botes de plástico cutres con un chorro de supuesta agua bendita de Fátima o Lourdes que se venden a precio de vinos gran reserva?

Yo considero que triunfa la fantasía como industria y no la fe como empresa turística (aunque tienen mucho en común) como es el caso de los parques temáticos de Disney; y triunfa el espectáculo frente al ritual (los propios creyentes en San Marcos de Venecia piden respeto a sus horarios de culto); o la convención y el ocio. Porque es cierto que la fe mueve masas y hasta ‘montañas’, pero los verdaderos creyentes son los que están más alejados de la parafernalia y el negocio montado en torno a las convicciones y creencias de la humanidad en sus distintas manifestaciones.

Por todo ello, antes de construir o restaurar una iglesia o un templo con dinero público evitaría desmontar laboratorios y centros de I+D+i. ¿No sería ése el mensaje actual de los profetas y santos que dieron su vida por el bien de todos y TODAS, en un mundo en el que se pueda superar el sufrimiento, el hambre y que vivamos en paz?

¡Que tengan un feliz 2014 y que el turismo nos acompañe!

lunes, 23 de diciembre de 2013

Radiografía del viajero

Portada del libro
Plutarco realizó un interesante ejercicio de comparativas sobre personajes históricos –más bien mitológicos- en su ‘Vidas paralelas’. Una obra imprescindible para conocer el mundo clásico que me sirve para introducir las casualidades que han dado lugar a que el libro ‘En las Canarias con una cámara’ (Enrique Jiménez Fuentes. Ediciones Idea, 2013) llegara a mis manos. Resulta que el traductor que además ha realizado las notas y el estudio preliminar, J. Enrique Jiménez Fuentes y un servidor hemos tenido vidas paralelas en amistades, compromisos, intereses y, ahora, en la necesaria recopilación y revisión de la historia del turismo en Canarias. Fruto de esos conocidos mutuos surgió la amistad sin complicaciones en un par de encuentros organizados por nuestro común amigo, Juan Carlos Domínguez que, además, se nos descubrió como novelista con la obra ‘El dilema de Spasski’ de la que escribí una reseña en este blog.

Pero bueno, lo importante de esta obra de Margaret D’Este y las fotografías de su madre M.R. King, es el fiel retrato de una sociedad que entraba en el desarrollo turístico a través de la visión más profunda y objetiva de aquella serie de viajeros que recorrieron las islas para dar cuenta de un paisaje y un paisanaje cautivadores para los europeos continentales de la época industrial y de expansión colonial. Una obra que “alcanza el perfecto equilibrio en esa conjunción de la crónica, el diario y la guía de viajes”, según el autor.

Lo más sorprendente de este libro es, sin lugar a dudas, el minucioso, riguroso y esclarecedor Estudio crítico, que viene a ser un regalo en forma de investigación sobre las autoras de la obra y sobre la actividad turística de principios del siglo pasado en las Islas Canarias. Empezando por los orígenes de las autoras de la guía ilustrada (que sólo recorrieron Tenerife, La Palma y Gran Canaria) para también adentrarse en el estudio del turismo original y de sus actores “esa desagradable variedad del género de los primates: el turista común”, según la descripción que recogen de Leslie Stephen y que refleja el clasismo imperante.

Enrique Jiménez también describe la época eduardiana (1901-1910) en la que “se producen grandes avances tecnológicos generados por una vertiginosa sucesión de inventos: el teléfono, la máquina de escribir y la de coser, el automóvil, el aeroplano, el telégrafo sin cables y se perfecciona la máquina fotográfica, entre otros”. Es la máquina fotográfica ‘cammy’ otra de las grandes protagonistas del libro de viajes, no sólo por su papel como notario del momento (encuadres de personajes y momentos un poco forzados por la propia limitación de aquellos artilugios pesados y complicados).

Esta revolución mecánica supone también para el autor el fin del mundo victoriano, moralista, lleno de “gazmoñería e hipocresía social” y da paso a “una nueva actitud vital en la que predomina el gusto por la práctica de los deportes y las actividades recreativas entre las clases altas de la sociedad. Gracias al ascenso del nivel de vida y el desarrollo de los medios de transporte los viajes de placer, hasta entonces patrimonio de los terratenientes ociosos, están al alcance de las clases medias, dando origen a lo que más tarde se conocería como turismo de masas…” Es la etapa que denomina de los llamados cruceros turísticos-fruteros y que se refleja en el escrito que recoge el autor del cónsul británico en el que se refiere a Gran Canaria como “un puerto donde abastecerse […] un huerto donde se cultivan hortalizas para las mesas inglesas y una tierra de descanso donde pueden recobrar la salud”.

En esta línea, Enrique Jiménez plantea el desarrollo del turismo y la hostelería y comenta los antecedentes del ‘Grand Tour’ que tuvo su auge entre comienzos del siglo XVIII y del XIX, así como la ‘Indian mail y los cambios que se producen con la aparición del ferrocarril y el auge de las vías marítimas. La importancia de los períodos de paz y la visión del pionero de la turoperación: Thomas Cook (1808-1892), dando lugar a la ‘democratización’ del turismo y la masificación de viajeros, así como “la desaparición de componentes intrínsecos al concepto del viaje tales como la aventura, lo imprevisible y lo inédito”.

Asimismo, repasa el desarrollo del turismo de ‘invalids’, la creación de las compañías hoteleras (británicas, principalmente) y los primeros establecimientos de las islas con los comentarios y opiniones de los escritores de la época (bastante amplia referencia de éstos autores), las navieras que hacían escala en las islas, las publicaciones, los 500 turistas que llegaron en 1886 y los 5000 que visitaron las islas en 1890, o los 8500 de 1910 (cinco mil en Tenerife y 3500 en Gran Canaria) con la oferta de actividades que podían disfrutar los turistas: ‘La vuelta al mundo’, o la creación de los organismos de promoción turística.

Evidentemente, no estamos ante un destino turístico sin defectos. Y no es raro encontrar referencias a las chinches, moscas, piojos, pulgas, la “multitud de niños harapientos”, el desconocimiento de idiomas, la mala calidad de las posadas, la comida, el maltrato y crueldad a los animales, la ‘plaga’ o “enjambres de mendigos harapientos” …, si bien Enrique Jiménez comenta que “al narrador de viajes se le presupone imparcial, objetivo…” Pero los textos de los viajeros de la época victoriana “rezuman arrogancia y parcialidad cuando afrontan el hecho cultural de los ‘países del sur’, patentizando así su intolerancia, su chauvinismo y sus prejuicios hacia los ‘nativos’ de los países ‘subdesarrolados”.

Sin embargo, en Margaret D’Este, encontramos amplias descripciones de la comida, la repostería, el té y sus rituales, así como productos locales, al igual que los problemas encontrados para poder bañarse con agua caliente cuando abandonan los hoteles para recorrer el territorio insular y sus fondas y pensiones.

Jiménez aprovecha para explicarnos los primeros souvenirs, el tabaco, los calados, la cerámica… Elementos que encuentran en el turismo una clientela que permite mantener estas actividades en desuso, así como la pérdida de la indumentaria típica, bien a causa de las epidemias –sobre todo el cólera morbo que arrasó Gran Canaria en 1851- como por el bajo precio de la ropa de importación. También hace una detenida exposición de la introducción y auge de los deportes en las islas: el tenis, el golf, el cricket… creándose las primeras instalaciones y clubes de estas modalidades en España.

En definitiva, un excelente y totalmente recomendable libro para conocer los orígenes y desarrollo del turismo hasta comienzos del siglo XX. Un trabajo que llena un espacio de conocimiento que se está tardando demasiado en llenar en esta tierra que vive, fundamentalmente, del turismo y que es pionera y escaparate mundial de este sector.

sábado, 14 de diciembre de 2013

La verdadera marca es Maspalomas

En el I Foro Internacional de Turismo Maspalomas Costa Canaria participé en la última de las actividades del mismo, el encuentro sobre ‘La verdadera marca España’ que se organizaba en colaboración con la Asociación de Periodistas Europeos (APE). Una sesión que estuvo presidida por el apuro que supuso que el ponente principal Carlos Espinosa de los Monteros superara el doble del tiempo establecido para su intervención (al parecer no se le avisó ni a él ni al moderador) y por ello apenas tuvimos tiempo de intervenir. Por eso, aprovecho este espacio para explicar con un poco más de detalle lo que tenía pensado plantear y, de paso, señalar mi asombro por los planteamientos un tanto anacrónicos (y poco relacionados con el turismo) esgrimidos por el señor Espinosa que incorporó una enorme carga política a la marca España más vinculada a una tendencia o ideología que a la pluralidad que ha caracterizado al país a lo largo de la historia.

Ante ese posicionamiento, recupero aquellos versos de Machado:
Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza,
entre una España que muere
y otra España que bosteza.

Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios.
una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.

De hecho, ante el título de la conferencia y el desarrollo del argumentario me reafirmé en que una marca país no es una ‘unidad de destino en lo universal’, sino que es la suma de muchas partes, elementos, valores, lugares… Incluso, en ocasiones, es más potente una pequeña marca (geográficamente hablando) que la propia marca país. O, más allá incluso… ¿Nos identifica más que la marca España la marca Europa ante los extranjeros? Una marca que agrupa un conjunto de países que reconoce nuestra condición de ultraperiferia, nos ayuda con sus programas europeos y que ofrece un paraguas cultural e histórico de directrices políticas y legales… Hay para hablar mucho en este tema, pero no era el caso en el acto de ayer y, evidentemente, no hubo tiempo para profundizar.

Cuento aquí parte de mi intervención, incluyendo aquello que tuve que dejar en el tintero para –muy apresuradamente- hablar de lo que es una marca territorial casi exclusivamente turística, artística y de naturaleza (Canarias, Gran Canaria y Maspalomas) que tiene otro origen, recorrido y futuras posibilidades que la de la marca España.

Para empezar, aproveché el segundo centenario de la muerte de nuestro gran ilustrado, José de Viera y Clavijo (1731 - 1813) para aprovechar una descripción que (creo) es la que mejor define lo que es una marca pero en una época en la que ni creo que existiera esa palabra: “Tiene la propiedad de presentarse a los ojos y de huirse entre las manos”. Y es que Viera utilizó esta frase para describir lo que era la ilusoria isla de San Borondón. Una isla que para nuestro artista Pepe Dámaso demuestra que los canarios somos tan fantásticos que hasta nos inventamos una isla irreal, surrealista… Pero para ser más actuales, tomé la referencia de Luis Bassat (autor del ‘Libro rojo de la publicidad’) que describe este concepto afirmando que la marca vive en tres lugares muy distintos: en el mercado, en el cerebro y en el corazón humano.

Y esa forma de vida de la marca tiene un espacio muy relevante en los destinos turísticos insulares, ya que la isla es un elemento diferenciado en el sector turístico. La isla representa lo mítico, lo legendario, lo maravilloso y lo extraordinario existe por sí mismo en las islas de nuestro interior. De ahí que encontremos una amplia representación literaria de la isla en las obras de Homero, William Defoe, Jonathan Swift, Tomás Moro, Verne, Huxley y muchísimos más. La primera referencia literaria de Canarias nos vincula a la mitología, al situar en estas islas el Jardín de las Hespérides, los Campos Elíseos, las Islas de la Fortuna (Makaron Nesoi: Macaronesia), Jardín de las Delicias, Islas Bienaventuradas. De ahí que yo siempre insista para que reconozcamos y nos enorgullezcamos de ser la primera marca turística de salud y naturaleza en la historia de la humanidad.

Esa marca fue creciendo con otros hitos, como el paso de los descubridores que hicieron realidad la globalización: Colón, Hernán Cortés, Pizarro, Magallanes; seguidos por los que dieron explicación al mundo, con los científicos Webb, Feulille, Verneau, Humboldt, Berthelot, Darwin (que no pudo desembarcar porque se declaró el ‘Beagle’, el buque, en cuarentena), Bory de Saint Vincent... Y es que la situación estratégica de Canarias y las condiciones extraordinarias (naturales) de la bahía de La Luz consolidaron este lugar como estación carbonera y de viajeros en el transporte marítimo: Union, Castle… Trasatlánticos. Y también en los orígenes y evolución del las comunicaciones aéreas: Gago y Coutinho, Plus Ultra, Zeppelin… Todos ellos pioneros en las grandes rutas trasatlánticas, o más recientemente la vinculación de la Estación Espacial de Maspalomas a los programas Mercury, Gemini y, sobre todo, al Apollo, al ser el centro de comunicaciones que recibió el mensaje de los astronautas Collins, Armstrong y Aldrin: “Hemos dado un pequeño paso para el hombre pero un gran paso para la humanidad”.

Esta marca turística tiene otras muchas perspectivas, pero es fundamental el hecho de que tenemos el clima más saludable del mundo, no por capricho o chovinismo, sino porque durante siglos se ha constatado e investigado las características climáticas de las islas y así lo han determinado científicos ingleses y alemanes que durante décadas buscaban el lugar ideal para curar a unas poblaciones enfermas de éxito del desarrollo industrial, creando una masa gris de enfermos pulmonares (‘invalids’) y una sociedad con una incidencia gravísima de alcoholismo que dio lugar a los primeros turoperadores (Thomas Cook y Thompson) que serían llevados a la literatura por Julio Verne, para crear una obra que incluía la estancia en Canarias para aquellos pioneros de las rutas turísticas por mar. Una realidad que se demuestra en el hecho de que en la capital grancanaria en 1911, con apenas 60.000 habitantes, se contaba con 18 hoteles, el primer campo de golf de España y el primer club de tenis. Pero muchos insisten en que el turismo empezó en estas tierras hace sólo medio siglo. No sólo no es así, sino que aquel potencial tuvo su continuidad con Néstor Martín Fernández de la Torre, la Escuela Luján Pérez y Fray Lesco, los impulsores de las revistas Canarias Turista e Isla, o Néstor Álamo.

Dicho todo esto, osé versionar un poema del político, militar y revolucionario republicano nacido en Gran Canaria, Nicolás Estévanez Murphy para declarar que las marcas turísticas tienen un trato diferente respecto a la marca país, o como diría el poema 'tuneado':
Mi marca no es España
Mi marca no es Canarias, 
Mi marca es el clima, la playa,
La luz y las dunas de Maspalomas

Y es que Canarias, Gran Canaria y Maspalomas Costa Canaria tienen entidad propia y diferente. Un destino multiproducto o muchos destinos en un conjunto, con numerosos productos de gran resonancia y reconocimiento.

Y, volviendo a la historia, recordemos que en Maspalomas (marca por excelencia y con un prestigio internacional indiscutible) tenemos que reconocer y defender que se trata del destino donde se creó:

  • El primer concurso Internacional de Ideas turísticas que afectaba a todo el litoral de un municipio
  • El primer parque temático de España 1971
  • El primer centro helioterápico de España y uno de los más importantes de Europa, como anticipo de las instalaciones de wellness actuales
  • El primer templo ecuménico de Europa.
  • Se trata del principal destino mundial del turismo nórdico.
  • Estamos ante el principal destino europeo de invierno
  • Es el principal destino gay/lgtb de Europa y entre los dos más importantes del mundo junto a Sidney
  • Es el principal destino europeo en oferta extrahotelera
  • El destino con más índice de repetición de usuarios (casi el 80% repite)

Hay problemas y defectos, pero esa marca hay que aprovecharla, divulgarla y no descuidarla. Creo que este foro y otras iniciativas en marcha o que surgirán próximamente, van en esa línea.

sábado, 7 de diciembre de 2013

Pepe Dámaso. Turismo y arte

Dámaso en los 50 años de Maspalomas Costa Canaria
Pepe Dámaso cumple ocho décadas. Ochenta años. Una edad que nos permite hacer balance de su trayectoria mientras él continúa a su aire, enfrascado e ilusionado en nuevos proyectos. Todo ello a pesar de que el cariño de gran parte de la población canaria (y de fuera) le ocupe demasiado tiempo en estos días de celebración.

Los astros, el destino, o la simple causalidad me han permitido compartir con el artista varios momentos y circunstancias que comento muy por encima: su vinculación artística con mi familia, su amistad y colaboración con mi padre como dinamizador cultural durante la dictadura desde Radio Atlántico (hoy Radio Nacional) y el Diario de Las Palmas, y, además, varios encuentros de hace muchos años para acá.

De esas actividades destaco la presencia en la manifestación por la defensa de la necrópolis de La Guancha, en 1976, donde también estuvieron César, Celso Martín, mis padres (Luis Jorge Ramírez y Jane Millares Sall) y unas doscientas personas que hicimos el recorrido desde la carretera de Sardina a aquellos túmulos de una joya arqueológica desahuciada. Años después, puede que en 1978, estaba en Arrecife cuando presentó su segunda película ‘Réquiem por un absurdo’, un acto inolvidable por el ambiente que se respiraba en esos momentos. Otro momento especial fue a finales de los ochenta (1988) durante el enfrentamiento más duro que mantuvo César contra la especulación y la ocupación de la costa para construir en primera línea de Los Pocillos. Al día siguiente de aquel plante contra las excavadoras llegaba Pepe al aeropuerto de Lanzarote donde le esperaba César necesitado del ánimo y optimismo de su amigo. Recuerdo que en los quince minutos que estuvimos hablando César vivió una profunda transformación de su semblante grave por esa felicidad generosa que Pepe reparte hasta que rompe a llorar, apenas unos segundos, para recuperar parte de esos sentimientos y volver a animar a todo el que le rodea, a jugar con ocurrencias que animan a la creatividad.

Ya en los últimos años, desde 2011 hasta hoy día, son numerosas las ocasiones que he tenido largas conversaciones con el artista, con la persona, con el amigo y con el octogenario que todavía pregunta  y gusta de conocer opiniones sobre temas de actualidad, de arte y de proyectos en los que quiere participar con entusiasmo y generosidad. Horas y horas de compañía que no sólo me han permitido conocer al genio oculto tras esa fachada de personalidad fulgurante, sino también me ha ayudado a colocar las piezas del gran puzzle que es el arte en Canarias y sus circunstancias.

De ahí que pueda afirmar que Pepe es parte de ese engranaje oculto pero necesario para poder explicar el desarrollo turístico de Gran Canaria, caso singular y diferenciado del resto del planeta, donde la sociedad civil se movilizó liderada por intelectuales y artistas para crear un concepto y modelo de turismo.

Personalidades como Fray Lesco, Gustavo J. Navarro Nieto, Francisco González Díaz, la Escuela Luján Pérez, Néstor, Manolo Millares, Martín Chirino, Giraldo, Néstor Álamo, José Abad… Y muchísimos más artistas, tuvieron una colaboración directa con la actividad turística. Una visión del arte hacia el turista y el viajero que tiene su origen en José de Viera y Clavijo. Premonitorio escritor que recorrió Europa en una etapa y condiciones de privilegio. Pero el turismo de salud llegó y después se convirtió en un turismo popular en un proceso que se plasmó en publicaciones como Canarias Turista (1910-1931) o Isla (1946-1969) donde me confesó Pepe que encontró una fotografía en la que vio a César mientras realizaba el mural del Parador de Arrecife y se dijo “¿Esto qué es? A este pintor lo quiero conocer”. De esa foto surgió una de las amistades más interesantes para nuestra tierra.

Ya en los sesenta, comienza la relación de Pepe con Maspalomas Costa Canaria, tras el Concurso Internacional y la visión de la familia condal y del arquitecto Manuel de la Peña que apostaron por incorporar a los artistas canarios en los edificios y creaciones para el turista. No bastaba el sol, el clima, el paisaje, la flora o la fauna… Había también esculturas, pinturas, murales… Un planteamiento en el que también participarían arquitectos que realizaron los hoteles y apartamentos, e incluso 'contagió' a escritores de la talla de Claudio de la Torre, Carmen Laforet, Pancho Guerra y otros

Y a partir de ahí se desarrolla una intensa producción de Pepe para establecimientos turísticos, exposiciones y colaboración con las distintas áreas municipales, con la elaboración de carteles y proyectos de los que nunca obtuvo el apoyo necesario para su realización: La cucaña de aparceros, la duna habitable o el ángel de las dunas

La exposición comisariada por Pedro Franco el pasado año con motivo del 50 aniversario de Maspalomas Costa Canaria recoge parte de esa relación de Pepe con el sur, si bien hay mucha obra en establecimientos y residencias de la zona que muestran la ingente obra que inspiró al artista la luz, la identidad y la necesidad de arte que tenía Maspalomas y la actividad turística. Una obra que también ha sufrido derroteros poco edificantes y que muestran el poco respeto y aprecio de algunos hacia la obra de los artistas.

En estos días estamos revisando esa obra y dejo para la reflexión varios de los aspectos que más preocupan a Pepe sobre ese arte en el santuario del ocio: la identidad y el arte; el color del sur y la luz –que superan el tópico del sol y playa-; el respeto al artista y el valor de las obras de arte en la zona turística; unas obras que tienen una funcionalidad distinta y muy particular. Reflexiones que han de producirse en el seno de un empresariado y unos profesionales que deben tomar conciencia de que el turismo no es sólo tumbar en una cama y en una hamaca a un número, satisfacer su apetito y homenajearlo con barra libre. Contra ese turismo, estímulos de naturaleza, arte, vitalidad, salud y generosidad. Palabras que definen también al artista. A Pepe…

miércoles, 27 de noviembre de 2013

I Foro Internacional de Turismo Maspalomas Costa Canaria

Imagen del Foro
Los días 12 y 13 de diciembre tendrá lugar en el Pabellón de Congresos Expomeloneras la celebración del I Foro de Turismo Maspalomas Costa Canaria. Se trata de una iniciativa que pretende situar este destino turístico como escaparate y laboratorio del sector para académicos, investigadores, expertos y empresas de todo el mundo. Para ello, se desarrollarán en esta primera edición un congreso científico con unas 70 comunicaciones y, paralelamente, cuatro mesas de trabajo para profesionales y el segundo encuentro de la Asociación Europea de Periodistas sobre turismo y comunicación. Destaca la mesa sobre Turismo en territorios insulares, con presencia de representantes de Malta, Madeira, Cabo Verde, Bahamas, Baleares y Canarias.

El Foro cuenta con el respaldo de las universidades de Las Palmas de Gran Canaria, Agadir, la Organización Mundial del Turismo y otros organismos y empresas. Esta convocatoria incluye un congreso científico bajo el título Competitividad, Innovación y Emprendimiento de destinos turísticos, así como cuatro mesas de trabajo con los siguientes temas:
  • El Turismo en los territorios insulares y los retos a los que se enfrentan, con la participación de responsables políticos, empresariales y académicos de Bahamas, Malta, Cabo Verde, Madeira, Baleares y Gran Canaria;
  • La Conectividad aérea, sus perspectivas y tendencias, con responsables de AENA, y de las aerolíneas, Binter Canarias, Vueling,  Ryanair y SummerWind;
  • La Intermediación turística: especial países nórdicos, con la presencia de touroperadores como Thomas Cook, TUI Nordic, la compañía Aérea Norwegian, el Patronato de Turismo de Gran Canaria y Canarias Medical
  • Y una cuarta mesa sobre Modernización de la oferta hotelera: renovar innovando con directivos de Lopesan Hotel Group, estudios de arquitectura y Vodafone, entre otros, que abordarán y explicarán el papel que deben jugar los hoteleros en estos procesos, desde todos los aspectos.
El rector de la ULPGC, José Regidor me comentaba que este foro debe consolidarse para que las islas (que son en su mayor parte destinos turísticos de primer orden) muestren al mundo la necesidad de la sostenibilidad porque son los territorios más sensibles a los problemas que ocasiona el cambio climático en el planeta.

El esfuerzo está realizado y el nivel garantizado. Maspalomas mantiene el nivel y protagonismo internacional alcanzado en su cincuenta aniversario y la celebración del Día Mundial del Turismo, como resaltó el alcalde de San Bartolomé, Marco Aurelio Pérez.

lunes, 25 de noviembre de 2013

El papiloma de Tindaya

Tindaya, la montaña sagrada
Nunca me gustó el proyecto de Tindaya, aunque fuera una alternativa a la concesión minera que las instituciones dan a unos señores que quieren convertir en fortunas (para ellos, ya que la parte que se queda la ciudadanía es ridícula) el interior de la tierra. Algo similar a lo que ocurre con el petróleo, el gas y otros recursos que este planeta tiene y que consumimos de forma desaforada como si fueran ilimitados. Eduardo Chillida soñó con crear un santuario telúrico, planos superpuestos y lisos en el interior uterino de una montaña sagrada a la que quería y respetaba. Pero a diferencia de los vascos, los canarios trabajamos y nos enorgullecemos de cómo transformamos la dermis, la piel de nuestro paisaje, tanto de la mano de César como de Néstor, incluidos nuestros escultores, que han recreado la lava o el hierro para trasladar a las ladys británicas a nuestros paseos.

Pero, en el caso de esta montaña majorera, se dan otras circunstancias que van más allá de una intervención artística. Y es que el boom de la construcción nos ha dejado muchas imágenes de laderas, picos y cráteres mutilados, espantosas cicatrices en las montañas y volcanes de las Islas. Pero Tindaya es otra cosa. Estamos ante una 'montaña sagrada' donde los antiguos habitantes de Fuerteventura dejaron su huella en estaciones de petroglifos podomorfos (con forma de pie) y otros. Por este motivo se declaró Bien de Interés Cultural, por su valor histórico y arqueológico ya que Tindaya constituía un lugar sagrado para la población aborigen de Fuerteventura, los majos, que esculpieron sobre ella más de 300 grabados. Igualmente, fue declarada Monumento Natural por la Ley de Espacios Naturales de Canarias en 1987.

Desde 1993 esta montaña padece una alucinante y disparatada historia en la que muchos de sus protagonistas ya han fallecido (el esculturo Chillida y el ingeniero Ordóñez), mientras unos incompetentes (o presuntos corruptos) han realizado un procedimiento plagado de errores por culpa de los cuales se han perdido millones de euros y, todavía, no sabemos si se puede hacer el proyecto de vaciado planteado por el artista vasco. y, a pesar de todo, siguen algunos empeñados en continuar con el culebrón porque dicen que así el destino turístico de Fuerteventura podrá ofrecer un producto singular y único en el mundo.

Lo cierto es que en esto del turismo es fácil inventarse productos extraordinarios cuando se juega con el dinero ajeno, sobre todo si pagan los de siempre: el contribuyente.

Pero puestos a imaginar y a proyectar sobre nuestro territorio y nuestro dinero, siempre he pensado que habría sido más consecuente plantear un concurso de ideas para cada una de las islas, con una participación pública importante pero, sobre todo, con implicación del sector privado. Una participación que contribuiría a buscar la sostenibilidad y rentabilidad económica de los proyectos. De esa forma, además, podrían participar creadores isleños que -como en esta caso de Tindaya- han sido ninguneados y a los que se suele tratar de forma poco respetuosa en su propio territorio. Y probablemente no estaríamos hablando de papilomas en las montañas o topos que excavan los volcanes para dejar agujeros económicos sin fondo...

domingo, 17 de noviembre de 2013

Despropósito colombino en Maspalomas

Monumento a la aguada de Colón en Maspalomas.
Francamente, me preocupa cómo pasa casi sin eco alguno por nuestra sociedad (la de esta isla, donde nos bastamos para ponernos traspiés) asuntos de tanto calado como lo que se está viviendo en torno al palmeral de Maspalomas. Sobre todo, cuando es más que probable que dos de los grupos hoteleros más importantes de la isla (Riu, con 14 establecimientos, y Seaside Hotels, con tres) se vean afectados a la hora de modernizar sus hoteles en el lugar de mayor repercusión del principal destino turístico. Y, a eso, habrá que añadir la indemnización que tendremos que pagar (el Cabildo, que somos todos) por la decisión de impedir la construcción del nuevo Hotel Oasis.

Aunque algo he dicho y publicado al respecto, me han de perdonar por no abordar directamente el tema hasta ahora, pero es que no he querido manifestarme sobre la historia de Colón y Maspalomas hasta no leerme todos los informes que el Cabildo Insular ha encargado al respecto a técnicos de la Corporación y a profesores de las dos universidades canarias. Una lectura que ha sido un interesante y apasionante viaje a la historia de nuestra isla y a los valores naturales, culturales, etnográficos e históricos de Maspalomas.

Pero, también he podido constatar que la decisión del Cabildo es errónea e infundada, al no hallar en toda la documentación y juicios emitidos pruebas irrefutables que sustenten la delimitación de la parcela del palmeral como Sitio Histórico motivado por el supuesto paso por el palmeral de Colón (o los tripulantes de las cuatro naves que conformaron la cuarta expedición colombina).

Asimismo, hay un aspecto muy notable en toda la información elaborada al respecto: no encontramos referencia alguna al turismo en los documentos de los expertos consultados. Sorprende esa ausencia, premeditada, cuando la realidad es que se trata del principal sector económico y de desarrollo social del planeta, con el 9% del PIB mundial, que ocupa a uno de cada once empleados en el mundo y representa el 6% del comercio internacional. Estas cifras serían apabullantes en Gran Canaria, al igual que cabría recordar que en el Palmeral se construyeron y se mantienen los primeros hoteles de cinco estrellas del principal destino turístico europeo de invierno: Maspalomas. Unos establecimientos que cuentan con premios muy prestigiosos, confirmados por el hecho de que aquí se encuentra el único hotel de Gran Canaria asociado a The Leading Hotels of the World.

En Gran Canaria tenemos que pensar y valorar el patrimonio histórico y natural, pero también el turismo como actividad, patrimonio y seña de identidad. Al tratarse de un sector más bien reciente (fundamentalmente en el último medio siglo) queda relegado o totalmente marginado a la hora de tomar una decisión que afecta directamente a este sector y, por ende, al territorio en el que se ubica. Está claro que hay que defender el patrimonio histórico y natural (siempre que sea real y justificado), pero en pleno siglo XXI ha de ser igualmente ponderado el impacto turístico de las decisiones que se adopten.

Pero, volvamos a la historia de Colón y Maspalomas. En la documentación del Cabildo, todas las opiniones o informes emitidos giran en torno a la frase de Hernando de Colón (luego reiterada con ligeras variaciones por Juan de la Cosa):

“El mismo día [13 de mayo de 1502] nos hicimos a la vela y llegamos a la Gran Canaria el 20 de mayo, surgiendo en las Isletas. El 24 pasamos a Maspalomas, que está en la misma isla, para tomar el agua y la leña que eran necesarias para el viaje. De aquí partimos la noche siguiente hacia la India con próspero viaje, como plugo a Dios, de modo que sin tocar las velas, llegamos a la isla de Matinino, a 15 de junio por la mañana, con bastante alteración del mar y del viento…” (‘Diario del Almirante’, de Hernando Colón, hijo del Almirante de la Mar Océana).

No voy a negar que Colón pasara con sus naves por Maspalomas, pero la documentación histórica y geográfica (planos y mapas) señalan que Maspalomas era una franja que abarcaba desde lo que hoy conocemos como Castillo del Romeral hasta Arguineguín. Y es que los informes aluden a Maspalomas como punto conocido por marinos y navegantes para la aguada en las travesías marítimas antes de la conquista de Gran Canaria y del paso de Colón por las Islas hacia Las Indias. Pero ¿es la Maspalomas que conocemos actualmente o se referían a otros posibles lugares?. Entre los mapas citados, tenemos:

  • Angelino Dulcert (1339). No hay referencias a Maspalomas.
  • Abraham Cresques (1375): Se afirma que en la imagen se puede reconocer la forma de la charca de Maspalomas, aunque no se cita.
  • Grazioso Benincasa (1467). No hay referencias a Maspalomas.
  • Valetim Fernandes (1506), copia del de Azurara (1453). Hay un detalle o trazo en el dibujo que alguno de los técnicos afirma que identifica claramente el oasis con su charca. Una interpretación arriesgada y nada consistente, ya que al realizarse la copia tras el viaje colombino no se explica por qué no aparece citado el lugar y sí Las Isletas, Gran Aldea (Telde) y Gando. 
  • Leonardo Torriani (1590). Detalla y cita por primera vez Maspalomas, si bien no refleja una laguna, sino un cauce de barranco con desembocadura directa al mar. 
  • Webb y Berthelot (1838) recoge como Maspalomas toda la zona sur de la isla y cita como Lagunas de Maspalomas dos grandes charcas de similar tamaño en la desembocadura del barranco. 
  • Francisco de Coelho y Portugal (1847). El topónimo Maspalomas lo expande por todo el arco sur litoral de la isla de Gran Canaria.

Según las crónicas más antiguas -y escasas- Maspalomas era una zona de ricos pastos donde se localizaba bastante ganado y, por ende, atraía a los conquistadores para realizar sus capturas. Antonio Cedeño relata: “vno de los conquistadores que vinieron con el general Juan Rexon” afirma en su ‘Crónica’ (entre 1542 y 1545) “se pasaba a uer los ganados monteçes que hayía muchos en términos de Maspaloma”; por su parte, Marín de Cubas en 1687 explica que “Del Real de Las Palmas corrían la costa hasta Maspalomas y Tirajana, y cerca de Agüimes en el barranco de Guaiadeque hallo Pedro de Vera un canario con ganado que no huio y preguntado que era xristiano, y se llamaba Juan Maior, natural de Lanzarote…” De estos textos se deduce que los conquistadores (y posteriormente los canarios) realizaban cabalgadas o correrías para apoderarse de ganado y alimentos en el sur de la isla hasta mediados del siglo XVI como mínimo, así como consideraban Maspalomas como el territorio el que estaba comprendido entre las salinas del Romeral y Arguineguín.

Cabe destacar que con el paso de los años (y siglos), la mayor actividad económica de la zona giraba en torno a las salinas del Romeral, para abastecer a los pescadores que acudían a realizar sus capturas en el banco canario-sahariano. La importancia de la sal para la actividad pesquera fue el inicio de la actividad económica del sur y también atrajo el interés de los piratas. Antonio Lorenzo de Bethencourt (1623-1696) obtuvo permiso real en 1667 para levantar a su costa la Casa-Fuerte de Santa Cruz del Romeral. En el plano de dicho castillo, Antonio Riviere (1742) lo cita textualmente como "Casafuerte de Santa Cruz del Romeral en la costa de Maspaloma...". Con esta fortaleza pretendía proteger militarmente la industria salinera, establecida en un lugar muy aislado, ya que desde la incorporación de la isla a la Corona de Castilla, y hasta el siglo XIX, la única vía en las comarcas meridionales partía de Las Palmas de Gran Canaria y terminaba en la villa de Agüimes, desde donde el comercio y transporte de la sal se realizaba en embarcación a otros puntos como Arguineguín, Mogán o La Aldea de San Nicolás.

Es, precisamente, con la llegada del turismo cuando se consolida una actividad permanente y poblaciones estables (superados los periodos de zafras tomateras que durante décadas ocuparon el sur de la isla) en lo que se conoció como Maspalomas Costa Canaria y que introdujo bajo esa ‘marca’ en un concurso internacional de ideas toda la costa de San Bartolomé de Tirajana.

Sin ánimo de ser demasiado extenso, planteo las siguientes reflexiones en torno a este procedimiento llevado a cabo por el Cabildo Insular que restringe la actividad turística en la zona del Palmeral con muy graves consecuencias:
  • No existe una demanda histórica ni ‘necesidad’ de largo tiempo social o académica.
  • Se elaboran informes ad hoc a instancias de una institución tras producirse la tramitación de modernización de un edificio y no antes.
  • Lejos de abordar la ampliación del Espacio Protegido de las Dunas (lo que supondría de facto el pago de indemnizaciones a todos los afectados), se ‘sacan de la chistera’ por motivos políticos y económicos un procedimiento que busca el pretexto que pueda paralizar la actividad de la empresa que quiere modernizar sus instalaciones.
  • No se plantea un cambio de uso del paisaje, sino unas trabas a las empresas que cuentan con establecimientos en un determinado espacio.
  • El topónimo ha sido utilizado, con mayor o menor frecuencia, por escrito u oralmente, para referirse:
    • A un ámbito impreciso, terrestre y marítimo, que abarca la franja llana costera que va desde el actual Castillo del Romeral hasta el actual puerto de Arguineguín
    • La punta o promontorio que separa las hoy conocidas como playas de Maspalomas y de El Inglés
    • El pago de Maspalomas, dependiente administrativamente del actual término municipal de San Bartolomé de Tirajana, con capital en el núcleo interior de Tunte
    • Al asentamiento poblacional de San Fernando de Maspalomas, único núcleo previo a la Maspalomas turística.
    • Al Oasis y charca de Maspalomas
    • A las dunas de Maspalomas
    • Al Faro de Maspalomas
    • A la Estación Espacial de Maspalomas (Programa Mercury)
    • Al espacio protegido denominado Reserva Natural Especial de las Dunas de Maspalomas
    • A un gran proyecto urbanístico: Maspalomas, Costa Canaria (entre Bahía Feliz y Santa Águeda)
  • Pero no se ha aplicado nunca: ni por escrito ni en tradición oral:
    • Al barranco en el que se ubica el complejo natural, pues se le denomina Barranco de Fataga
    • A una bahía o ensenada
    • A un abrigo natural o fondeadero
    • A un puerto, muelle o atraque
  • En el imaginario colectivo grancanario o canario, nunca se ha asociado ni el palmeral ni siquiera la costa de Maspalomas (en sentido estricto o lato) al paso de Cristóbal Colón, y menos a su tránsito concreto por el área que ahora se pretende declarar como BIC de Sitio Histórico.
  • Cristóbal Colón pasó por un lugar denominado Maspalomas. Así debió ser, pero no hay constancia documental de ningún detalle de la realidad física o del momento sobre ese acontecimiento.
  • Maspalomas no es un punto concreto en la cartografía existente antes y hasta bastante después de Colón. De hecho, en aquella época se definía como Maspalomas a una franja de litoral de 17 kilómetros de longitud y no sólo al palmeral y la charca, tal como queda reflejado en la cartografía desde los primeros mapas hasta los realizados por Torriani (1590), Berthelot, Webb (1838) o en la documentación de la Casa Fuerte del Castillo del Romeral por Riviere (1742).
  • No se puede afirmar que Colón o los tripulantes de sus barcos accedieran al palmeral que se pretende proteger. Al existir otros lugares de aguada y bosques arbustivos en la zona entre Arguineguín y Castillo del Romeral, como queda de manifiesto en las crónicas.
  • No hay constancia de que Cristóbal Colón en persona desembarcara en Maspalomas.
  • Cristóbal Colón estuvo en tres de sus viajes en Gran Canaria, siendo el primero de ellos el que le ha convertido en uno de los más importantes personajes de la historia de la humanidad, al ser el del Descubrimiento, pero no hay ningún lugar declarado Sitio Histórico por ese motivo, en especial la Bahía de Gando.
  • En el cuarto viaje se señala expresamente la presencia durante cuatro días de las naves colombinas en Las Isletas, sin que se promueva la declaración de Sitio Histórico de dicho lugar.
  • No estamos ante un paraje natural, sino ante un territorio intensamente antropizado y conservado artificialmente desde que hace setenta años se inició la pérdida de los aportes de agua subterránea que conformaron el llamado oasis por la construcción de embalses y canalización del barranco.
  • No existe una demanda social para declarar este Sitio Histórico porque no hay una tradición popular o recuerdos del pasado, ya que no existía población en el lugar desde que se produce el viaje de Colón hasta hace poco más de 75 años en que comienza la exportación tomatera y posteriormente el turismo.
  • No existen en el lugar creaciones culturales ni naturaleza original, ni obras del hombre, que posean valor histórico, etnológico, paleontológico o antropológico, salvo el BIC del Faro de Maspalomas, la RN de las Dunas y las derivadas de la actividad turística en la zona que se pretende proteger. Una actividad industrial que precisa su constante mejora para poder competir en igualdad de condiciones que las empresas que se encuentran a pocos metros de su ubicación.
  • Ningún otro motivo (viaje espacial, cinematográfico, arqueológico, batalla…) vincula acontecimientos históricos con el palmeral en controversia, pero deberían ser tenidos en cuenta por su trascendencia actualmente infravalorada.
Es lamentable que uno de los iconos más llamativos de nuestro destino turístico sea objeto de una disputa tan grave y no se haya logrado un acuerdo con las partes o, en su caso, apostar por un proyecto de futuro para esa parcela (que debió plantearse hace décadas). En todo caso, el procedimiento de Sitio Histórico es una salida demasiado artificiosa que nos acarreará muchos problemas y, seguro, nos costará millones de euros inútiles.

domingo, 10 de noviembre de 2013

El turismo, chivo expiatorio

Aquí el dominio público es mio y no de todos.
Siempre que se proyectan viejos reportajes o publican fotos antiguas de la isla, especialmente del Sur, son numerosos los comentarios nostálgicos o apesadumbrados respecto a unos encantos naturales, de tranquilidad y desnudez del paisaje, perdidos irremediablemente en la memoria. Unos valores que, quienes pudimos conocer y disfrutar aquellos lugares en esos momentos, somos conscientes cómo han contribuido al cambio de nuestro territorio y –sobre todo- nuestra forma de vida, mucho más estresante ahora que hace tan sólo 50 años.

Por ello, no me sorprenden esas lamentaciones y críticas hacia el turismo y en especial al sur de la isla (ya nadie recuerda el boom turístico de Las Canteras entre los años cincuenta y setenta). Una actitud que se propaga por publicaciones, artículos e incluso los libros de texto que se entregan a los estudiantes de Primaria y ESO, fomentando y generalizando una especie de opinión inquisitorial e irrebatible cual dogma de fe que coloca al turismo como el peor depredador de Canarias. Un monstruo insaciable que arrasa con todo a su paso, especialmente el litoral. Que para eso somos destino de sol y playa por excelencia.

Y, como todo, hay parte de verdad y una gran mentira o tergiversación de lo que ha sido un proceso largo y con numerosas aristas o variables. Es evidente que ha habido corruptelas y pelotazos de los que se han enriquecido ilícitamente unos pocos. Como lo ha habido en otras actividades donde la arbitrariedad y la especulación han impuesto su ley (hospitales, carreteras, auditorios, estadios, trenes...)

Sin embargo, todos coinciden en que el turismo ha sido el impulsor, la locomotora del desarrollo económico y social de Canarias en el último siglo, originando un transformación absoluta de su modelo, gracias a una serie de condiciones endógenas que se vieron favorecidas por el desarrollo de los medios de transportes (fundamentalmente aéreo) más rápidos, seguros y de mayor capacidad.

Pero la ‘leyenda negra’ del turismo está ahí, fomentada desde distintos ámbitos de una sociedad que en su momento luchó por el desarrollo turístico con asambleas, manifestaciones y obras para atraer turistas: recordemos que antes que llegaran masivamente se construyeron con fondos públicos paseos, avenidas, se dio crédito y se redujeron impuestos para establecimientos turísticos, se construyeron el Parador de Tejeda, el Pueblo Canario, la Casa del Turista en Santa Catalina, el mirador de Bandama, la sala de fiestas Altavista… Un enorme esfuerzo con un gran apoyo social que hoy día se ha perdido.

Por ello, sugeriría a todos los que hablan mal del turismo en su conjunto se paren a comprobar hecho por hecho para que puedan darse cuenta de que no es tan fiero el lobo como lo pintan y que, incluso, hay otras intervenciones mucho más dañinas a nuestro territorio que no provocan el rechazo y la intervención administrativa que precisan para ser atajados. Porque es cierto, todo tiene un impacto y un coste, pero ¿es el turismo el enemigo a combatir?

De entrada, en cincuenta años se ha multiplicado la renta de los grancanarios, la población y la llegada de turistas, pasando de unos pocos miles a más de tres millones al año. ¿Y cómo se ha producido ese crecimiento económico? ¿Qué coste ha tenido? Pues gracias a las rentas que producía el turismo y las actividades paralelas necesarias para el desarrollo turístico. Y quizás sea el sector económico que más ha repartido las rentas entre los grancanarios, mientras otros sectores como el puerto nos tienen a los canarios como clientes cautivos en vez de facilitar el acceso a los productos que llegan casi exclusivamente a través de esas instalaciones que se construyeron con dinero de todos y que, supuestamente, son dominio público. El puerto es un ‘santuario’ que alberga las actividades más nocivas y peligrosas que recorren las rutas marítimas del planeta. Y, a todo eso, nadie critica que un empleado del puerto sin cualificación cobre tres o cuatro veces que su homónimo en el turismo. ¿Quién paga la diferencia?: Los ciudadanos. ¿Alquien critica que el aumento de actividad portuaria no se traslade a la creación de empleo…? Pues con el turismo pasa lo contrario. Y así, muchas cuestiones habría que abordar: su ocupación del territorio (que encima es dominio público), su impacto paisajístico, sus riesgos medioambientales…

Otra gran mentira es la acusación de depredadores del territorio. Bueno, en algún sitio han de estar los establecimientos turísticos pero ¿es tanto el espacio que ocupan? Pues en el caso de San Bartolomé de Tirajana no llega al 6% del conjunto del territorio municipal. Y, casualmente, el turismo –como industria- se localiza en municipios donde menos se prodiga la autoconstrucción descontrolada. Basta con dar una vuelta por las carreteras del norte de la isla para comprobar que no queda barranco, loma, degollada, risco o un roque donde no encontremos múltiples ejemplos del caos urbanístico que afea hasta límites insoportables un paisaje que hasta hace pocos años podía observarse sin que doliera la vista.

Casas cajón, garajeras, de bloque visto, grupos de construcciones sin orden ni estética en un alarde de ostentación del mal gusto o del escaso gasto por el aspecto externo (hay que ver lo que hace un mínimo encalado, unas plantas…) o la reiteración de balaustradas de escayola de Leroy Merlín. Y con eso, vemos que esos municipios realizan un gasto inexplicable en planes de embellecimiento turístico o folletos que presentar (justificar el viaje) en Fitur. Y afirman que llegará el turismo para que contemple deprimido el espectáculo del deterioro del paisaje que ofrecen en esas rutas que pretenden desplazar a señores que están en hoteles de lujo, con un sol y una playa de foto, con una atención exquisita…

Es cierto que en las zonas turísticas se ha ocupado el litoral y que las leyes de costas han sido burladas. Pero ¿acaso hay algún pueblo costero de la isla que cumpla la Ley de Costas: Ojos de Garza, San Felipe, la Avenida Marítima…?

Pero volvamos a la reflexión inicial, a esa persecución de la actividad turística desde los libros escolares a cualquier foro o red social y preguntémonos ¿quién daña a la isla? ¿Es la actividad turística? ¿Son los turistas? ¿O somos los propios grancanarios que buscamos en el turismo el chivo expiatorio de nuestras propias frustraciones?

domingo, 3 de noviembre de 2013

"Una luz de Gran Canaria, una playa, una sonrisa..."

Carmen Laforet
Aprovecho un texto de Carmen Laforet (‘Recuerdo de Gran Canaria’, enero de 1961. Periódico Pueblo) para reflexionar sobre el papel de los artistas y el turismo. Las disquisiciones que se plantean acerca de si ofrecer una visión comercial o publicitaria de lo que se conoce y se ama, o aprovechar ése conocimiento para escribir sin límites ni ataduras. Antes de seguir con mis comentarios, les sugiero la lectura de algunos de los párrafos del artículo:

“Hace algún tiempo –unos dos meses, no recuerdo bien-, leí en la Prensa que se había convocado un concurso internacional entre arquitectos para proyectar un hotel en la playa de Maspalomas en la isla de Gran Canaria.
La isla de Gran Canaria está llena de playas. Unas, tranquilas. Otras, donde los vientos levantan un oleaje verde y luminoso. Y en Maspalomas, en el Sur, cuando en cualquier otro sitio de la isla llueve casualmente, se tiene la seguridad de encontrar todo el sol estancado entre las palmeras, las dunas, el charco de agua dulce y el faro. El faro de Maspalomas es el único que yo he visto en mi vida entrando en él. Y lo vi en mi infancia. Cuando hacíamos una excursión a Maspalomas, no sé por qué, siempre teníamos necesidad de renovar nuestra provisión de agua potable, cedida por la hospitalidad de los habitantes del faro. Hay lugares que están pegados a uno mismo como la uña a la carne. Por eso una simple noticia de periódico puede levantar una oleada de sensaciones. La primera, el mar todo brillante, como de metal líquido, verde y plateado. Luego, los suelos del faro, de madera fregada, a donde llegaba la arena y que olían a arena. Y sus ventanas llenas de luz. Y el gusto ligeramente salobre del agua cuando yo la bebía.
Todo esto sucedió hace mucho tiempo. Hay muy poco tiempo, por otra parte, para la marcha del mundo. Gran Canaria, me dicen, está desconocida. Un continuo tráfico de turismo en avión va descargando cada día a una humanidad que busca el sol desde todas partes de Europa. No son ya los turistas de trasatlánticos que van camino de América del Sur o de Sudáfrica. No son tampoco aquellos ingleses, pioneros en todos los buenos climas, que iban llegando y se quedaban en aquella calma. Ni tampoco el noruego, el sueco, el danés, el alemán que se casaban con muchachas canarias y fundaban nuevas familias. Ni la señora nórdica que pasaba un par de años en un hotel. Es un turismo organizado por agencias de viaje. Quince días de sol en invierno. Veinte días de sol. Un mes de sol. Han crecido los hoteles. Una gran población flotante recorre las carreteras, sube a los picos altos, se detiene junto al mar.
Y ¿por qué has escrito –me han dicho a veces- una novela que se llama la isla de los diablos? Yo, que no he escrito esa novela, explico que mi novela no se llama así. Se llama ‘La isla y los demonios’. La isla está allí retratada, con una especie de deformación mágica. Esa deformación blanda y sin problemas que a veces sufren los lugares amados y que no tiene vergüenza de volver a leer cuando se ha escrito ya. Uno tiene vergüenza de que sea un poco propaganda de turismo. Pero –me dicen- cuando uno quiere a un lugar no se habla de demonios. Y yo explico que los demonios no son demonios de la isla, sino esas pasiones de los hombres que existen en todas partes del mundo. “Sin embargo, tú sabes que la gente sólo se fija en el título”.
Yo tenía que haber escrito -puesto que mi recuerdo todo es bueno- un libro que se llamase ‘La isla soleada’ o algo así, algo que no se prestase a confusiones. Puesto que mi libro es un libro de amor a Gran Canaria. Y quiero, además, a todos los que quieren a la isla y se confunden con el título de mi libro y no leen más que el título. Y quiero también a los que no se confunden con el título, pero se ofende de que en el libro haya una muchacha que siempre está, en la isla, mirando al mar y a los barcos y queriendo marcharse de allí. Que siempre está con los ojos en el horizonte, como la estatua de don Benito Pérez Galdós.
Yo creo que todos tienen razón. Que no se debe hablar de lo que se ama. ¿Por qué ese atrevimiento mío? Don Benito Pérez Galdós, uno de los grandes novelistas de todos los tiempos, que nació allí, jamás quiso decir su secreto. Nunca habló de Gran Canaria en sus libros.
Y es que, quizá, uno debe hablar de todos los lugares menos del lugar que quiere y que ve sin defectos. Todo embellecido por el recuerdo íntimo, con un subjetivismo irritante. Para cada uno, el lugar que se ama es distinto que para los demás. “No te perdonan ese libro sobre Gran Canaria”. Yo lo comprendo. Un libro sin problemas isleños. Un libro que sólo habla de las cumbres y las playas, las lavas y los volcanes, el drago milenario y el puerto de La Luz. Y ¿quién soy yo para escribir ese libro, para explicar a todos mi amor de adolescencia por una tierra? Yo no soy nadie y estoy arrepentida. Pero dicen que el hombre siempre tropieza en la misma piedra de la equivocación. Y, de cuando en cuando, si me siento a la máquina, recuerdo una luz de Gran Canaria. Una playa, una sonrisa. Y otra vez lo explico.
Don Benito Pérez Galdós, canario de la Gran Canaria, con su manto de piedra sobre las rodillas, mirando el Atlántico que cruzó un día para no volver, me lo perdonará con su magnífico y amoroso silencio”.

Ilustración 'Ag. Thomson & Cia'
Está claro que el amor a la tierra, en particular a una isla, es un sentimiento general, pero la escritura no es un ejercicio de autocomplacencia. ¡Y menos para la autora de ‘Nada’!. Por el contrario, existe una amplísima lista de títulos y de autores que han explicado y difundido esos valores de la isla. Podríamos comenzar (para no remontarnos muy atrás) a los viajeros como Olivia M. Stone, Charles Edwardes, Charles Piazzi Smith, Gabriel de Belcastel, J.H.T. Ellerbeck o Margaret D’Este… primeros viajes de turistas, tal como recoge la obra de Julio Verne ‘Agencia Thomson y Cia’ (publicación póstuma por capítulos en 1907) en la que se narra el nacimiento del negocio del turoperador –precisamente- con un viaje a Canarias. A ellos habría que sumar otras etapas y formas de describir estas ínsulas, como el caso de Miguel de Unamuno ('Por tierras de Portugal y España', 1911) quien nos enseñó la ‘tempestad petrificada’, o Agatha Christie (aquí escribió 'Mrs. Marple y los trece problemas', en Agaete durante 1927), o el oscarizado A.J. Croning ('Grand Canary', 1933).

Pero también los grancanarios abordaron la temática del paisaje, el turismo y cómo mostrar sobre el papel nuestra realidad. Bien a través de novelas o ensayos y poesías (el propio Galdós, Tomás Morales, Alonso Quesada, los hermanos Millares Cubas, Fray Lesco, Néstor Martín Fernández de la Torre, Pancho Guerra, Claudio de la Torre (cuatro premios nacionales: de Literatura en 1924 y 1950, de Dirección Escénica en 1960 y de Teatro en 1965), Néstor Álamo, Orlando Hernández con su ‘Catalina Park’…

No olvidemos la larga lista de colaboradores que tuvo la revista Isla, donde figurarían Juan del Río Ayala, Juan Bosch, Pedro Lezcano y un larguísimo etcétera. Pero también con guías turísticas de Gran Canaria, donde volvemos a encontrar a Carmen Laforet, a Claudio de la Torre, Manuel González Sosa, Alberto Vázquez Figueroa y J.J. Armas Marcelo, este último con una guía ‘secreta’ que supuestamente pretendía hablar de lo menos conocido de nuestro paisaje y paisanaje.

Lo cierto es que hay mucha literatura sobre la isla (y las islas), pero poco ha importado a quienes tienen que definir nuestro producto turístico y la labor de promoción, recurriendo a los iconos materiales tipo Roque Nublo, dunas y faro de Maspalomas, pero poco más. Una lástima, porque si rasparan un poco en la cuantiosa literatura sobre Gran Canaria, encontrarían matices y perspectivas que podrían dar un vuelco a nuestra imagen. (A ver si alguno cae en la cuenta…)

miércoles, 2 de octubre de 2013

Gran Canaria, en busca del liderazgo perdido

Ramón Suárez, Marco Aurelio Pérez, Taleb Rifai, ministro
de Turismo de Maldivas y Marcelo Risi (OMT)
El pasado viernes se celebró en Maldivas el Día Mundial del Turismo bajo el lema “Turismo y agua: proteger nuestro futuro común”. Una actividad de la OMT (Organización Mundial del Turismo) que para los grancanarios tiene –desde 2012- otra significación más emotiva y una cierta complicidad con lo que pretende esta organización de la ONU y su vinculación ya consolidada con Maspalomas.

Pero este Día Mundial me deparó otra grata sorpresa: recibí un libro que recoge el viaje de Margaret D’Este a las islas “En las Canarias con una cámara” (Ediciones Idea 2013), dedicado por el autor del amplio estudio preliminar, J. Enrique Jiménez Fuentes. La dedicatoria dice: “Un ladrillo más para tu obra sobre el turismo en Canarias”. Lo de ladrillo tiene que ver con las 630 páginas que componen esta publicación y que estoy saboreando con calma y agradecimiento, ya que no son tantas las obras sobre turismo en Canarias muy a pesar de la importancia que este sector tiene para las islas.

Pero no hay dos sin tres, y es que el presidente del Cabildo (y a su vez del Patronato de Turismo de Gran Canaria), José Miguel Bravo, reconocía públicamente la semana pasada que Tenerife está ganando a Gran Canaria no sólo en número de turistas y en oferta alojativa (sobre todo hotelera, que la extrahotelera es nuestra tradición), sino también en promoción. Una promoción que hace que dos destinos similares y vecinos rivalicen permanentemente en casi todos los aspectos, incluido el turismo, lo que da de comer a muchísimos canarios. Y es que Canarias es un caso (múltiple) de éxito en el turismo mundial, pero las diferencias entre las islas no sólo son fruto de los caprichos de la naturaleza, sino que reflejan cómo algunos saben explotar mejor sus recursos, cómo motivar a los potenciales clientes y fidelizar a los que han optado por visitar las islas.

José Miguel Bravo ha reconocido lo que todos sabíamos: que durante años (más bien décadas) Gran Canaria ha perdido competitividad ante Tenerife, y no sólo en número de camas, sino en la gestión de la marca. Una marca que no se ha sabido vender y que ha ocasionado más de un enfrentamiento con las marcas reconocidas en Gran Canaria, como Maspalomas, Mogán, o la emergente LPA (apuesta/logo de Las Palmas de Gran Canaria).

Estas declaraciones son un reconocimiento ‘oficial’  del fracaso del Cabildo y del Patronato de Turismo, pero no han venido acompañadas de respuestas y, aunque sería demasiado pretencioso que se notaran los efectos ya, no se percibe un cambio en la tendencia a pesar de que hace dos años que preside el Cabildo de Gran Canaria y su Patronato de Turismo, con puesta en escena de campañas con Silva o la decisión de montar un stand paralelo al de Canarias en Fitur... Más bien, al contrario, recordamos que a finales de 2012, tras la celebración del Día Mundial del Turismo en Maspalomas, reconoció en un pleno del Cabildo que se había desaprovechado la oportunidad histórica de posicionar Gran Canaria junto a uno de sus iconos más importantes e internacional para el turismo: Maspalomas. Igualmente, el anunciado Plan Estratégico de Turismo sigue siendo una incógnita, en vez de una ilusión colectiva, sin que se perciba hacia dónde nos quiere llevar, quién lo elabora y con quiénes se piensa el futuro turístico de la Isla. Asimismo, corremos el riesgo de perder la Reserva de la Biosfera si no se hacen bien los deberes; o vimos cómo el primer centenario del Cabildo Insular –la institución más importante para la Isla- ha pasado sin pena ni gloria y a las cortapisas de la Ley Turística a Gran Canaria se responde con una campaña que quiere abarcar mucho más del ámbito de la legislación turística que nos imponen a los grancanarios este Gobierno  de Paulino Rivero y acompañantes socialistas que afirman que gracias a esa ley Gran Canaria se convertirá en un destino de calidad y tres piedras...

Y es que a nadie se le escapa que no se puede culpar sólo a Tenerife de su liderazgo político a través de una réplica casi exacta la infame provincia única acordada en el pacto de Las Cañadas; ni limitar al Gobierno de Canarias el maltrato con sus recortes a la isla canariona cuando desde Madrid son mucho más flagrantes los incumplimientos y desplantes que nos hacen sentirnos más colonia y más lejos que nunca del continente europeo y la metrópoli.

Pero, además, es que el Cabildo defensor de Gran Canaria (toda la isla y todos los isleños) frenó un proyecto de la cadena RIU para hacer del Oasis Maspalomas un establecimiento de 5 estrellas. La decisión de frenar la renovación en el Palmeral de Maspalomas poniendo como excusa la escala de las naves de Colón para coger agua y leña en su cuarta travesía, supone una arriesgada acrobacia que podría costar muchos millones de euros al Cabildo (a toda la isla y a todos los isleños), así como ha provocado la parálisis de muchos proyectos que estaban encaminados a mejorar la planta y comercios del lugar. El retraso, no imputable a Tenerife, supone un claro intervencionismo para establecer unos criterios sobre el futuro estético, paisajístico, turístico y empresarial de uno de los lugares más emblemáticos de Europa para el turismo. Y todos nos llevamos las manos a la cabeza al imaginarnos cómo van a decirles unos funcionarios del Cabildo o cargos políticos a una de las empresas de mayor profesionalidad y veteranía cómo han de ser sus establecimientos (cosa que no han hecho con ningún otro grupo inmobiliario o turístico).

Pero que no cunda el desánimo. Gran Canaria puede ser líder turístico en el Atlántico. Tiene condiciones y recursos para ello. Ya lo consiguieron en su momento Néstor, la familia condal y otros muchos, particular y colectivamente. Pero, para ello, habrá que concitar la colaboración de la acción política y civil en el ámbito del turismo. Dudo que el resultado sea peor…

jueves, 8 de agosto de 2013

Demagogia a toda costa

Imagen del informe de Greenpeace.
Podría dejar pasar errores y tópicos que fueran inocuos, pero Greenpeace (organización a la que he aportado durante décadas mi granito de arena) puede perder toda su credibilidad si realiza con tanta ligereza afirmaciones tan peregrinas como que San Bartolomé de Tirajana es el municipio canario que más ha ocupado el litoral en los últimos 25 años (del 87 hasta 2013) y que Yaiza es uno de los municipios ejemplares. A todo esto, anticipo que rechazo de plano la modificación de la Ley de Costas que Arias Cañete y el Gobierno de Rajoy promueven por su grave impacto en el principal recurso turístico de este país y, sobre todo, de estas islas.

Por mi relación con la celebración del 50 aniversario de Maspalomas Costa Canaria, la celebración del Día Mundial del Turismo que la Organización Mundial de Turismo realizó en Maspalomas y con la dirección de la Universidad de Verano de Maspalomas, llevo varios años estudiando, conociendo y viviendo la historia del turismo en ese lugar concreto. Y de ahí que considere que lo afirmado por Greenpeace es incierto.

En primer lugar, el boom de construcción en la zona finalizó -precisamente- a finales de los ochenta, cuando se suspendió el Plan General, se inició el proceso del Plan Insular de Ordenación del Territorio y luego vendrían las moratorias a principios la primera década del s XXI que, a pesar de su nombre, la moratoria se convirtió en un potente estimulante para la construcción de varios establecimientos (a toda prisa para evitar que fueran suspendidas las licencias) en la zona de Meloneras.

De ahí que, prácticamente, todo el litoral de San Bartolomé de Tirajana se encuentre con (casi) las mismas construcciones que antes del 87 con la salvedad de los hoteles de Meloneras. Por el contrario, toda la zona desde el faro de Pechiguera hasta las playas de Papagayo en el municipio de Yaiza han sido ocupadas hasta el último centímetro con varios establecimientos que están denunciados y con sentencias de ilegalidad por los tribunales.

Espero que esta organización ecologista corrija estos informes y retome la senda del rigor para defender un planeta que es el único que tenemos para vivir... Sobre todo si su prestigio se utiliza para hundir la actividad económica de determinados destinos turísticos.

miércoles, 26 de junio de 2013

El turismo protagoniza la Universidad de Verano de Maspalomas

Cartel de la Universidad de Verano de Maspalomas
La Universidad de Verano de Maspalomas (UVM) quiere evitar ser una más de las universidades de verano que se celebran, para lo que inició el año pasado su proceso de especializaicón en materias relacionadas con el turismo. Un esfuerzo que contrasta con una situación de crisis que limita sus posibilidades presupuestarias, pero no lo impide.

Las matrículas se han reducido de 60/90 euros a una 'tarifa plana' de 35 euros y, además, existe un cupo para desempleados en cada curso con sólo 5 euros por matrícula. Por eso, este año (es lo que toca) llamamos a la XXII edición 'Pon rumbo a tu vida', ya que todos los cursos (40 se ofrecen) incidirán en aquellas oportunidades o nichos de empleo existentes.

La celebración de los cursos abarca del 1 al 24 de julio.

Este año -en la línea de especializar la UVM en el ámbito turístico- se ofrecen varios cursos sobre turismo:

En el curso de Cultura y Turismo se abordará la ya histórica implicación de los artistas e intelectuales con la actividad turística, desde la Escuela Luján Pérez, Francisco González Díaz, Fray Lesco (Domingo Doreste) o Néstor Martín Fernández de la Torre y César Manrique, hasta nuestros días. Entre los ponentes, contaremos con profesores de la ULPGC, el director del Museo Néstor, la especialista en la obra del fotógrafo Fachico Rojas, la etnografía, las potencialidad de las cuevas como atractivo turístico único en el mundo, la etnografía como recurso (a cargo de expertos de la FEDAC) o el patrimonio arqueológico. En el curso tendremos también la oportunidad de conocer la política turística de la mano del viceconsejero de Turismo, Ricardo de la Puente, cuyo departamento patrocina este curso.

El 'producto' de turismo gay o LGTB será diseccionado y explicado por varios expertos, los cuales intentarán explicar los orígenes, presente y futuro de este sector en uno de los dos más importantes destinos gay en el mundo: Maspalomas Costa Canaria. Durante este curso se presentará una encuesta realizada por el TIDES (ULPGC) sobre el sector turístico LGTB en Gran Canaria. Este curso, con la colaboración de la revista UXXS Magazine tendrá como cierre una mesa redonda que habrá de ser tenida en cuenta como referente para el desarrollo presente y futuro de este sector.

Dos cursos a cargo de expertos en estudios y encuestas permitirán conocer cómo se diseña una encuesta de calidad de un destino, de un establecimiento, y cómo se manejan las herramientas informáticas para explotar los datos obtenidos en esas encuestas.

También traemos una 'prueba piloto' con cursos de introducción de chino, ruso y griego moderno para turistas o viajeros. unos breves cursos en los que se podrá familiarizar el alumno con varios de los idiomas más complejos y que, a su vez, son algunos de los idiomas que más auge tienen en el desarrollo de los mercados turísticos en el mundo.

Otros cursos pueden servir o tener interés para la actividad turística: marketing digital, comunity manager en redes sociales, creación de empresas, coach... Pero quizás sea el curso sobre los 200 años del municipio de San Bartolomé de Tirajana el que más profundice en la historia del turismo en Gran canaria, ya que en él se contará con la participación del catedrático Fernando Bruquetas, quien hablará sobre la familia condal y su papel en el turismo, yo mismo hablaré sobre los 50 años de Maspalomas Costa Canaria y Birgitta Frejhagen que disertará sobre el papel de los suecos como pioneros del turismo de masas en esta zona que se convertiría en el principal destino turístico de España.

Esta edición la inaugurará Antonio Castro Cordobez que celebarán un encuentro entre portavoces, diputados y ciudadanos coincidiendo con el 30 aniversario del parlamento de Canarias. La cita arranca el lunes uno de julio. El esfuerzo ha merecido la pena y ahora sólo falta que ustedes lo aprovechen y lo disfruten.

domingo, 9 de junio de 2013

Por una ley que impulse el turismo y no lo paralice

4 ó 5 estrellas, he ahí la cuestión.
El Parlamento de Canarias aprobó la Ley de Renovación y Modernización Turística con el voto en contra del Partido Popular, Nueva Canarias y de la diputada regional por CC, María del Mar Julios, quien manifestó su rechazo al punto de la Ley que impide construir hoteles de cuatro estrellas. Intentaré explicar muy brevemente por qué esta Ley afecta/daña profundamente a Gran Canaria y no podemos dejar que siga adelante.

No voy a entrar a valorar la historia de leyes contra el desarrollo turístico y por qué junto al planeamiento urbanístico paralizado o paralizante, perjudican principalmente a Gran Canaria (y Lanzarote y Fuerteventura, pero me basta este ejemplo). Y con ello no planteo que se edifique toda la Isla ni mucho menos, sino que debemos ser competitivos como destino con una oferta alojativa y de ocio que nos distinga del resto de destinos exclusivamente de sol y playa. Mi postura al respecto la he abordado en un gran número de artículos de mi blog.

El rechazo a esta nueva Ley es por obviedades que los autores que han cobrado su sueldo para elaborar la norma no han tenido en cuenta –o no han querido-, condenando a Gran Canaria a su alejamiento de la actividad turística de forma negligente o, en el peor de los casos, premeditadamente.

Cabe recordar que, según las estadísticas del Gobierno de Canarias, en Tenerife hay  50.910 camas en hoteles de cuatro estrellas y en Gran Canaria casi la mitad: 27.345. Por otro lado, la isla tinerfeña tiene 12.319 camas en hoteles de 5 estrellas y la canariona tan sólo 7.255. Considerando estas diferencias y sin ponernos en el caso de las islas no capitalinas ¿por qué la ley es igual para todas las islas y no tiene en cuenta cada hecho insular?

Y es que las cifras hay que llevarlas a la realidad. La Ley nos dice que sólo podemos construir hoteles de  5 estrellas en suelos ‘nuevos’ y los de 4 sólo en reconversión de zonas ya construidas y obsoletas. De ahí que esta norma va en contra de las necesidades de Gran Canaria porque:

  • Primero, Gran Canaria no atrae turismo familiar. Vienen más turistas de más de 63 años que de menos de 15 años. Y no sólo porque no tenemos en esta isla una oferta atractiva para todas las edades (en la lista de los 20 parques acuáticos más visitados del mundo,  en el puesto 18 está el Siam Water Park en Tenerife que alcanzó los 800.000 visitantes el pasado año). Es porque, además, las familias no quieren apartamentos que esclavicen a la madre, ni hoteles de 5 estrellas que suponen un gasto enorme para una familia de clase media con niños.
     
  • Segundo, el sector de los congresos y convenciones en Gran Canaria no despega. Pero es que sin hoteles de 4 estrellas será muy difícil que lo haga, ya que la mayoría de organizaciones tiene prohibido celebrar esos congresos en hoteles de cinco estrellas (en esto también hay una historia negra de glamurosos congresos en los que se invitaba a médicos por las farmacéuticas para que luego recetaran sus productos). Si en Gran Canaria tenemos la mitad de camas de 4 estrellas que en Tenerife ¿dónde se celebrarán más congresos?
     
  • Y tercero: El Gobierno deja sobre ayuntamientos y cabildos la pelota de reconducir complejos y establecimientos de apartamentos o aparhoteles en los que hay múltiples propietarios a los que hay que convencer para invertir y reconvertirse en un hotel de cuatro estrellas, todo ello en un escenario en el que la banca no da crédito: o sea, un imposible que queda muy bien como excusa para los políticos que acusan a Gran Canaria de no apostar por la renovación.
     
En definitiva, el problema no es si caben más hoteles y ocupar más suelo en Gran Canaria (de hecho, la ley permite construir villas que son más extensivas en ocupación de suelo). Se trata de un problema que afecta a la principal actividad económica de Gran Canaria (la mayor contribuyente a la fiscalidad regional), por lo que perderemos todos.

Tampoco, creo que se trate de un problema de daño medioambiental, ya que el turismo es menos dañino que la industria siderúrgica e incluso que el monocultivo del azúcar que esquilmó los recursos madereros, las mejores tierras y el agua de las islas. El turismo es positivo si se hace con cabeza y con un proyecto. Pero esta ley no es un proyecto, es una más (y van...) ordenanza territorial que aprovecha una alarma social por la actividad turística en los espacios emblemáticos de nuestro litoral. Una percepción que contrasta con el hecho de que (usando de ejemplo al municipio turístico más importante de España) sólo el 3% del territorio de San Bartolomé de Tirajana está ocupado por urbanizaciones turísticas… En definitiva ¿quién defiende el turismo?